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martes, 27 de diciembre de 2011

UN AÑO

Mira tú por donde este blog, que empezó casi de broma, se ha ido solidificando hasta cumplir un año de publicaciones semanales, con lo que podríamos llamar discretamente cierto “éxito de crítica y público”. Han pasado por aquí más de 27.000 visitas de varios países. Jamás sospeché que tal cantidad de personas sintieran interés por mis escritos. El éxito de la “crítica” lo entiendo mejor: hay mucha buena gente por el mundo, no escasea tanto la buena educación como los “adultos” postulamos frecuentemente y muchos de los que pasan por aquí son amigos cuya categoría personal hace que lean mis palabras con más indulgencia que justicia. El “jaboncillo” que nos dispensamos entre “blogueros” no es más que una muestra de la cortesía que nos hermana.
He oído muchas veces preguntar a los escritores de oficio cual es la razón de su trabajo, pasión, necesidad, o como se quiera llamar a este ejercicio que, como dirá D. Quijote,  alcanzar alguno a ser eminente en las letras le cuesta tiempo, vigilias, hambre, desnudez, vagidos de cabeza, indigestiones de estomago y otras cosas a estas adherentes. Y todos, casi sin excepción, contestan de forma sesuda, profesional y a veces profunda aludiendo a “vocación irrefrenable”, “oficio pero también forma de vida”,  “necesidad imperiosa de volcar el interior” o “poner negro sobre blanco” algo que les bulle por dentro y a lo que tienen que dar salida sin remedio. Otros quizás tomen la pluma para confesarse y experimentarse verdaderos, como dice el Asklepios de Miguel Espinosa que ordenaba Demócrito: de los escritores, admiro la voluntad de concepto, la voluntad de estilo y la voluntad de síntesis o facultad de acuñar expresiones. Otros, como Plá, seran incapaces de resistir la pasión arrolladora de la escritura: es objetivamente desagradable no sentir ninguna ilusión, solo esta secreta y diabólica manía de escribir a la cual lo sacrifico todo, a la cual, probablemente, lo sacrificaré todo en la vida.
Con la libertad que me proporciona ser un “diletante” que nunca ha de abandonar esa categoría, os diré a la oreja que yo escribo, simplemente, porque me divierte y me relaja. Cada vez que acabo un relato, una historieta o un cuento, me siento bien. Generalmente me he divertido mucho durante su construcción o en el tiempo que me ha llevado investigar algunos detalles necesarios. Luego empieza la siguiente época de vacío, de sensación de inutilidad… hasta que aparece un nuevo motivo. Pero así es la vida del hombre: continuos periodos de fluctuación y altibajos entre los que hay que entresacar y aprovechar a fondo los buenos momentos, como si de días primaverales y soleados se tratara. Mi vecino del segundo, que ejerce de psicólogo, dice que esto de los blogs es una especie de catarsis que ha sustituido a los confesonarios y a las confidencias de puticlub. Sus razones tendrá.
Algunos colegas blogueros me han manifestado desencuentros por mor de lo abierto y accesible de esta plataforma a la que cualquiera puede llegar con mejores o peores intenciones. No es mi caso. Las pocas opiniones contrarias y aun disonantes que he recibido me han enriquecido antes que molestado y si alguien ha considerado interesante plagiar algo de lo que he escrito, solo me ha prestado un inmerecido tributo. Con saber quién es el verdadero padre de la criatura (aunque seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios), tengo bastante. Harta desdicha tiene quien se ve en la necesidad de vestirse con plumas ajenas; hágalo con algunas mías si es que le gustan y de salud que le sirva.
Con que lo dicho, amigos. Gracias a todos los que me hacen merced de sus visitas y aquí sigo para lo que gusten mandar.

martes, 20 de diciembre de 2011

COMPRANDO “AL FIADO”

El economista de nuestra tertulia es Cipriano “el sangres”, apodo ganado a lo largo de muchos años elaborando las mejores morcillas que nunca se comieron en este pueblo. Cipriano ha regentado, durante toda su vida la carnicería heredada de sus antepasados, y con ella el arte de navegar económicamente en épocas difíciles, donde se solía comprar “al fiado” y vender a lo mismo. El encaje de bolillos que había que hacer para obtener algo de evanescente liquidez, era primoroso.
A pesar de ello, “el sangres” ha culminado con éxito la historia sangrienta de su negocio y ha tenido la suerte de dejarlo, floreciente y prestigiado, en manos de sus descendientes.
Entre los contertulios, que recuerdan como si fuera ayer aquellos tiempos de penurias en los que muchas veces comieron unas costillas de cabrito (dicho sin mirar a nadie) o un arreglo de matanza gracias al crédito de Cipriano, goza de un aura de buen gestor. Por eso, cuando habla de economía, todos le escuchamos en silencio reverente.
-     Los políticos, ya se ve, son gente instruida, por lo menos, estudios deben tener. Yo sé las cuatro reglas escasamente y con ellas me he defendío regular. Me pueden contar lo que quieran, pero yo entiendo la economía como la regla de los dos bolsillos y siempre me ha ido bien: si en el bolsillo izquierdo metes lo que te pagan y del derecho sacas lo que tienes que pagar, el único truco es que el izquierdo tenga siempre una miaja mas de dinero que el derecho, así cuando este se quede falluto, siempre podrás echar mano del otro.
Eso del crédito que parece de actualidad, es un invento antiguo, ¿os acordáis de cuando se compraba al fiado y se llevaba la cuenta haciendo muescas en una caña?  Entonces la gente sabía lo que debía y cuando llegaba el final de mes, lo primero que se hacía era pagar a unos y otros y quedarse en paz. Ahora, resulta que todo el mundo debe más de lo que tiene. Las familias deben el piso, el coche, la casa de la playa y los estudios de la nena (que no daba talla para la pública), en la privada; los ayuntamientos no pagan la luz, ni a los proveedores; las Comunidades deben a las farmacias y el Estado tiene que subastar deuda cada dos por tres para que “los mercados” que nadie sabe lo que puñetas son, le exijan los intereses que quieran.
Y yo me hago una pregunta tonta: ¿por qué debemos dinero? Y sobre todo, ¿por qué deben dinero los estados? ¿No sería más práctico gastar solo lo que se tiene antes que estirar el brazo más que la manga y empeñarse en unas perras que no sabemos si se pueden pagar? La solución de las Comunidades es emitir más deuda para poder seguir gastando más. Y digo yo, ¿no sería más práctico, sobre todo, más ajustado a la realidad, adaptarse cada una a sus posibilidades y gastar lo que pueden, no “lo que necesitan”?
-     Hombre, Cipriano, tu entenderás mucho de administración y de cañas, pero cuando los economistas del mundo entero trabajan así, será por algo.
-     Será, pero yo no veo que el resultado sea bueno, sino todo lo contrario. Si no hay perras para un coche, pues no se compra y ya está, o se espera a ahorrar para comprarlo. Y esto vale para personas, Ayuntamientos, Comunidades o Estados Generales. ¿De qué nos sirve empuarse hasta las cejas y estar esperando a que el Fondo Monetario Internacional nos preste más perras y nos diga cómo gastarlas? Si hay cuartos para carreteras, se hacen y si no se espera a hacerlas más despacio o más pequeñas. No es ninguna vergüenza que cada uno se adapte a sus posibilidades y aceptar que unos países son más ricos y otros más pobres, como las personas. ¿De qué nos sirve que tengamos las mejores autopistas si ahora no tenemos perras para pagar los plazos del coche ni echarle gasolina, ni comer en un restaurante?
-     Eso es una miaja simple, no quiera tu entender también de macroeconomía. Todos los países de nuestro entorno están igual.
-     Pues mira, “mal de muchos…”

martes, 13 de diciembre de 2011

A HACER PUÑETAS

Vivíamos tan felices desde que, entrados de lleno en la democracia y rediseñados los reinos de taifas, descubrimos que nuestra situación era beatifica e inacabable. La bonanza económica se había instalado entre nosotros para siempre. No hacía falta que los jóvenes estudiaran ni se sometieran a esfuerzo alguno: bastaba con irse a una obra, emplear sus energías desbordantes en cualquier trabajo sin cualificación pero bien remunerado y hala, a comprarse un piso, tirar de cochazos, fiestas y rayuelas. Pero de pronto, la cruda realidad nos dio un soplamocos. Los bancos cerraron el grifo y decidieron que era mejor ir a los mercados especulativos de fácil y rápida respuesta que seguir invirtiendo en industrias de dudoso resultado ni en hipotecas basura que el ventilador americano había distribuido por el mundo entero.
Y nos encontramos con que no podíamos pagar las hipotecas sobredimensionadas, que los pisos que habíamos comprado sin necesidad no valían lo que nos habian dicho y que comenzábamos a quedarnos en el paro a velocidad alarmante. Las cajas descubrieron que tenían las arcas llenas de caca; los bancos, pobrecitos, dijeron que si nos los rescataban, no seguían en el juego, y los gobiernos con el pañal pegado, acudieron en su socorro con el inocente afán de que abrieran la espita y siguieran dando créditos (porque aquí todo el mundo vive del crédito: los particulares, las empresas, los ayuntamientos, las comunidades y los estados). Pero los bancos son empresas que se rigen por una ley implacable y universal: obtener el máximo beneficio. Compran dinero barato y lo venden caro (al doble, si pueden, y con ese 2%, van tirando). Y los gobiernos se encontraron con que tenían que recurrir a la banca para que les prestaran el mismo dinero que les habian dado, pero a un interés mayor, para que siguieran obteniendo beneficios y no se llevaran las perras a paraísos fiscales.
Y uno se pregunta: si, como dicen los expertos, para salir de esta crisis provocada por las hipotecas subprime al otro lado del charco hace falta, a) reducir el déficit y b) relanzar la economía estimulando el consumo y la contratación, ¿Quién le pone el cascabel al gato para que el crédito –la sangre fiduciaria- fluya, las empresas contraten, los trabajadores puedan consumir y la economía se relance? ¿Habremos aprendido la lección en este país al que, como más débil, el virus de la crisis se ha cebado en forma tan agresiva?
Uno, que no solamente no es economista sino que se va dejando entre los rastrojos del camino las pocas hebras de sentido común que le quedaban, oyendo tantos discursos que solo entiende a medias se pregunta si los políticos tienen verdadero interés en arreglar la situación; o si su miopía constitutiva les impide ver más allá de las míseras guerras partidarias, que los llevan a estar permanentemente enzarzados en el estéril dialogo de “ellos y nosotros” que tanta nausea provoca en el ciudadano de a pie.
“Ellos” son los de un partido y “nosotros” los del otro. “Ellos” son los del gobierno regional y “nosotros” los del autonómico o viceversa, “ellos” son los de una región y “nosotros” los de otra…
¿Hasta cuando hemos de soportar tanta estupidez? ¿No nos daremos cuenta nunca de que esta es una nación -un mundo– global, de que estamos todos metidos en la misma arca de Noé , unos animales y otros, y de que si esto no aterriza en el monte Ararat nos vamos, unos y otros, a hacer puñetas?

A hacer puñetas: frase usada cuando se quiere despedir a alguien con desprecio y sin consideración. Las puñetas son bocamangas realizadas con bordados y puntillas que adornaban togas de jueces y magistrados. Realizadas siempre a mano en labor primorosa de flores y figuras, requerían notoria habilidad y gran paciencia. En ocasiones eran realizadas por reclusas, lo que incrementa el tono despectivo de la frase.





martes, 6 de diciembre de 2011

AGUA PARA TODOS


Campea en la ilustre fachada de nuestro ayuntamiento murciano el letrero “Agua para todos” desde hace tanto tiempo que mucha gente cree que formaba parte de la decoración inicial. Usada como herramienta política, la guerra del agua nos ha perjudicado a todos sin excepción. “Los mercados”, asustados por la posible escasez de limones, buscaron hace ya tiempo nuevas fuentes de abastecimiento y ahora los que se compran en Murcia llegan de la Argentina con tan buena calidad y a mejor precio que los locales. La guerra del agua nos ha hecho perder la agricultura: la huerta retrocede y los bancales de limoneros y naranjos se abandonan a las culebras y las ratas. Los huertos acabarán alicatados.
Pero el “Agua para todos” de los que defendían el trasvase de Ebro y que ahora pasan sigilosamente por debajo del letrero, temerosos de que se desplome sobre sus cabezas, no es de ahora. Antonio Botías, en un delicioso libro, imprescindible para los amantes del terruño, (Murcia, secretos y leyendas, 2011) nos ilustra sobre los orígenes de la ingeniosa frase: el diario La Paz de Murcia publicaba el 19 de Septiembre de 1868 un artículo arremetiendo contra la Ley de aguas promulgada en 1866: “Haya agua para todos, que hubiera una distribución de aguas que matase el caciquismo de los pueblos […] pues lo que Dios ha concedido como bienes no son para determinada persona. Quisiera esta justa distribución desde el nacimiento de los ríos hasta los mares”.
Poco efecto debieron tener las palabras del ignorado articulista sobre los padres del agua porque el 13 de junio de 1912, la edición murciana de El Liberal madrileño, proclamaba: “¿Habrá “Agua para todos”? La llave de todos los manejos políticos está en el agua, las acequias y los riegos, siendo la agricultura la única riqueza de este pueblo”.
Como se ve, el asunto del agua viene de lejos y su utilización política y partidaria, también.
“Agua para todos” era el titulo de un suelto en el que El Semanario Murciano de marzo de 1973 recogía la visita a Murcia de autoridades almerienses  para agradecer a Octavio Carpena Artés, a la sazón gerente de la Comisión para el Desarrollo Social y Económico, el interés que había demostrado porque el agua del Tajo llegara, a través de Murcia, al valle del Almanzora.
En octubre de 1974, La Verdad de Murcia recogía unas declaraciones del subsecretario de Obras Publicas, Sr. Sánchez Terán (Subsecretario en época de Franco, ministro de Obras Publicas y Trabajo con Adolfo Suarez y Gobernador Civil de Barcelona en la democracia), impulsor del llamado “Plan Ebro”, en las que aseguraba que el cauce del Ebro tiene “Agua para todos”, y en la Hoja del Lunes de Murcia de 20 de Agosto de 1979 que por aquel entonces dirigía “en funciones” Ismael Galiana (padre), se ponía a grandes titulares la frase “Agua para todos” en boca del Gobernador Civil de Toledo, Ignacio López de Hierro (más tarde Gobernador civil de Toledo y en la actualidad esposo de la Presidenta de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, Dª Dolores de Cospedal).
En 1993, editado por la Caja de Ahorros de Murcia, apareció el libro Agua para Todos  de Daniel Cremades Cerdán en el que sentaban las bases para una planificación hidrológica peninsular.
Unos apostaron por la desalación localizada, otros por los trasvases cuando eran herramienta arrojadiza para hacerse con el manubrio de gobernar. Don Mariano, desde Abanilla, comunicaba a La Verdad el 11 de julio de 2004: “Si volvemos a ganar, el trasvase del Ebro se va a construir porque la opción de las desaladoras no tiene ningún sentido. Contaminan y además tampoco se van a hacer”. Y ahora se queda tan pancho mirando para otro sitio cuando le preguntan por el asunto. ¿“Agua para todos”? ¿Qué nuevas milongas piensan contarnos ahora que tienen la sartén por el mango?
El fango político ha contaminado por igual el agua de las desaladoras y de los trasvases. Y el pueblo, a beber agua turbia.
Menos mal que, sin necesidad de vírgenes, procesiones ni rogativas, el agua del cielo se ha derramado en abundancia sobre nuestras cabezas este mes de noviembre. ¿Quizás D. Mariano, per se o a través de la conferencia episcopal, tiene más influencia en las alturas de la que le suponíamos?
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