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martes, 30 de octubre de 2012

SEÑOR PRESIDENTE (y X). Banderas

Cuentan las leyendas que, en su lecho de muerte, herido de espada o lanza (que en esto los historiadores no andan muy precisos), Carlomagno otorgó a su vasallo Wilfredo el Velloso (así llamado por su espectacular atuendo capilar, desde entonces envidiado por muchos de nosotros y natural, por cierto, de Carcasonne, actual Francia), como enseña, las cuatro barras que dibujó en su escudo mojando los dedos con su propia sangre.
Con su habitual perspicacia, Sr. Presidente, habrá reparado que me he referido a este relato como “leyenda”, porque eso es y no otra cosa: Carlomagno vivio entre 747-814  y Don Wifredo (Guifré en catalán) murió en 897, así es que no tuvieron el gusto de conocerse, cuando menos de intercambiar símbolos sanguinolentos. Por si fuera poco, lo de la heráldica es un invento varios siglos posterior (aproximadamente hacia el s. XII). El tema ha sido tratado con el rigor que merece por historiadores tan reputados como Martin de Riquer y Menéndez Pidal de Navascués.
Lo antedicho no tiene más importancia que la de suscitar una ligera reflexión sobre lo poco fiables que resultan muchas de las tradiciones de cualquier índole, que aceptadas como verdades históricas incontrovertibles durante muchos años, se demuestran falacias sin mayor contenido a medida que se araña superficialmente el inconsistente armazón que las ha compuesto, casi siempre con intereses políticos de variada índole.
Sea como fuere, las cuatro barras (bandera originaria del reino de Aragón) han acabado formando parte de las banderas de Cataluña, Aragón, Reino de Valencia y otras regiones o países, integradas en las armas de Andorra y en
las de las regiones francesas de Languedoc-Rosellón y Provenza-Alpes-Costa Azul, de los departamentos de Piroineos orientales y Lozère, así como en las de diversas poblaciones de estos territorios como Formiguères, Latour-de-Carol, Le Perthus o Barcelonnette; aparecen en las enseñas de las provincias italianas de Reggio Calabria, Catanzaro y Lecce, y especialmente como enseña abreviada en Nápolesy en las banderas de algunas villas y ciudades de América Latina. Los mismos colores, con diferente composición y equilibrio forman, también, la de España.
Pero los símbolos nacionales, que debían ser de todos, acaban, inexorablemente, acaparados por los que más ruido hacen o más fuerte gritan y así la bandera de España, que representa a la nación y por lo tanto nos la podemos arrogar, sin distinción ni rubor todos los que disponemos del DNI emitido por el estado español, ha acabado representando de manera falaz y torticera solo a los que mantienen actitudes carpetovetónicas propias de detestables tiempos que muchos queremos relegar a su verdadero lugar: la historia real del pasado, luces y sombras incluidas.
En otras comunidades se está suscitando en los últimos tiempos parecido fenómeno. Las antedichas cuatro barras que tanto juego han dado hasta ahora (sea cual sea su origen, que eso es pura anécdota) y bajo cuyos colores se han agrupado sin excepción tirios y troyanos en Cataluña, se ha visto ahora sustituida por otra que ha de encabezar el nuevo estado que salga de esta complicada maraña en la que se van a ver envueltos los catalanes y el resto del país, a mi entender por una pésima gestión de los políticos de uno y otro extremo.
Dice Paco el Cacaseno que los símbolos son solo símbolos y no le quito la razón, pero por los símbolos se han hecho muchas guerras y matado no pocas personas, así es que no hay que jugar demasiado con las cosas de comer.
La peligrosa deriva es considerar que los que se agrupan bajo el nuevo símbolo separatista, la estellada, son buenos catalanes, catalanes de mena, y los que siguen apegados a las tradicionales barras, no. Eso es, sencillamente, además de falso, estúpido. Es desmantelar de un plumazo el espíritu democrático que con tanto esfuerzo (quizás también con tantos errores) hemos logrado llevar hasta el presente.
Por lo que su feliz gobernación corresponde, me permitiría recomendarle, Sr. Presidente, unas calderadas de tacto y conocimiento a repartir entre Ud. mismo y los ministros del ramo a fin de no exacerbar con sus inoportunidades y desconocimiento un tema que puede acabar por ser sangrante para todos, no vaya a ser que se cabree SM. y le sacuda un par de pescozones, que ya sabe Ud. que cuando se enfada, hasta a los elefantes les entra cagalera.
Suyo afmo., como siempre.


martes, 23 de octubre de 2012

SEÑOR PRESIDENTE (IX). Estellades

Lo que nos temíamos, Sr. Presidente: al chofer del autobús en el que volvían el Cacaseno y los otros viejos de visitar lo que queda de la Madre Esperanza en Collevalenza, no se les ocurrió otra cosa que hacer parada y fonda de un día en Hospitalet de Llobregat, donde tiene parientes, con la aviesa intención (según se supo luego) de asistir en el Camp Nou al “clásico”, dada su irrenunciable condición de hincha madridista.
Fueron pocas horas las que tuvieron para pasearse por la Ciudad Condal en un recorrido que ya se ha hecho clásico entre los turistas: Montjuic, el Tibiado, El pueblo español, las Ramblas, la zona nueva del puerto, etc. Y han vuelto conmocionados.
-        No se habla de otra cosa más que de la secesión. Lo tienen cuello abajo, como dicen ellos. Por lo menos eso es lo que se oye por la calle y lo que se ve en muchos edificios, la bandera de las cuatro barras con el triángulo superior en azul y una estrella de cinco puntas.
-        ¿Pero esa no era la bandera de los terroristas de Terra Lliure?
-        No, Fernandez, aquella no tiene nada que ver, la estrella era roja.
-        ¡Ah! ¿Y de dónde ha salido esta bandera?
-        Pues la gente, el pueblo se la debe haber inventado, la llaman la estellada y representa el espíritu independentista. Es un movimiento importante al que en el resto de España no se le da la importancia que tiene, por lo menos lo que allí se ve.
-        Pero vamos a ver, tío Cacaseno, ¿de verdad es factible que una región autonómica española, aunque sea todo lo importante que se quiera, puede separarse del resto de la nación? ¿Eso es lo que venden los otrora conservadores de Convergencia i Unió?
-        Pues yo no sé si puede o no puede, pero lo que se oye por la calle es que sí.
-        ¿No será que los hábiles políticos encabezados por el Sr. Mas y empujados por los separatistas que nunca fueron más de los que fueron (véanse resultados electorales), están utilizando el asunto como cortina de humo igual que cuando Marruecos tiene problemas internos y manda unos pocos soldados a invadir Perejil? Porque mira que la desastrosa gestión económica y los asuntos de corrupciones en Cataluña no tienen nada que envidiar a los del resto de España. De hecho el Mas, cuando se le vacía la faltriquera, viene Madrid a llevarse perras… y se las lleva
-        Pos no lo sé, Fernandez, pero te digo que, como Dios no lo remedie, las vamos a pasar canutas, ellos y nosotros, que al fin y al cabo, somos de la familia aunque ahora nos hayamos convertido en parientes no deseados. Hemos hablado con muchos que están convencidos que en un tres i no res, se emiten pasaportes, se instalan fronteras, se cambia la moneda, se hacen un lugar de privilegio en Europa, establecen relaciones diplomáticas con el resto de países, venden y compran productos en todo el mundo, y alcanzan un estado de bonanza económica, social y cultural envidiables mientras lo que quede de la cutre España sigue en el desastroso camino a que la está conduciendo el Estado Autonómico y sus socios europeos.
-     Me dejas pasmao, Cacaseno, ¿todo ese plan no te parece un poco inocente? Tendremos que esperar a las elecciones del 28 N a ver por donde salimos que, según lo pintas, lo veo muy oscuro.
-     Menos mal que le pusimos un par de cirios a la Madre Esperanza y ya deben estar empezando a hacer efecto.
-     Menos mal.

martes, 16 de octubre de 2012

SEÑOR PRESIDENTE (VIII). ¿Juntos o separados?

Nos lo advirtió Juan de la Cirila antes de partir, en un viaje de jubilatas, rumbo a Collevalenza donde pensaban rendir homenaje a la Madre Esperanza y llevarle a las monjitas una capacica de limones:
-     Veremos a ver si no han puesto ya la frontera encomedio del Ebro y tenemos que pagar peaje en pesetas o en la moneda que gasten ahora.
Sabrá Ud. disculpar al pobre Juan, Sr. Presidente, que no siempre está a la altura que los tiempos requieren, pero sus temores me llevan a dirigirle la presente para plantearle algunas preocupaciones que la actualidad informativa va haciendo crecer en nuestra tertulia, como si de manojos de grama se tratara.
Hace ya treinta y cinco años que los catalanes salieron a la calles Barcelona al grito de Llibertad, Amnistía, Estatut de Autonomía. Dijeron entonces que habían sido un millón de personas. Ahora, han vuelto a salir, con ánimo renovado y afán de independencia, en un número, al parecer, muy superior. El Sr. Mas, según debió confesarle a Ud. en La Moncloa, aunque fuera por lo bajini, está dispuesto a encabezar el movimiento secesionista; él sabrá lo que hace, pero parece que la apuesta es cuando menos arriesgada y puede verse como el Sr. Ibarreche dentro de poco. De hecho ya se cura en salud anunciando una futura retirada de la política, motu proprio.
Y nos preguntamos, yo y mis compañeros de tertulia (menos el Juan de la Cirila, que como le dije más arriba, se encuentra de viaje), como es posible que una Comunidad Autónoma como Catalunya se pueda desgajar, así como así, del resto de las diecisiete cuando coloca en el resto de España el 47 % en valor de los artículos y bienes de equipo que produce; como y de qué manera se tendrán que modificar las constituciones (la nuestra y la suya); cómo se va a articular el control fronterizo, si tendrán que comprarle al estado español las infraestructuras realizadas con dinero “español” (y catalán, en su proporción), si se modificará el ancho de vía ferroviario como antiguamente pasaba con Francia, cómo será el cambio de moneda (ya que tendrían que salir del euro); de qué forma se consultará a los cinco millones y medio de catalanes que no se manifestaron tras las estellades  en La Diada y si el resto de los españoles tendríamos que decir algo al respecto, bien mediante referéndum, a través de encuestas telefónicas, por SMS, o si, simplemente, tenemos que echarle la culpa de todo este merdé a Zapatero.
Dice Paco el Cacaseno que esto le recuerda cuando su chiquillo se le amontonó, en un arrebato de hombría, diciendo que quería independizarse sin tener oficio ni beneficio. La madre del chiquillo, que además de madre es paciente y melosa, acabó por traerlo a capitulo mediante sesudas reflexiones y las naturales concesiones que su edad y condición requerían. Al principio le dijimos al Cacaseno que el ejemplo no era válido, pero luego, nos quedamos pensando; a lo mejor aquí la cuestión es, también, hablar más en serio, interpretarnos mejor y decir menos tonterías.
Termino para no abrumarlo con nuestras cuitas, ahora que está Ud. polarizado en la defensa europea de la Alianza de Civilizaciones (aquella de la que algunos malintencionados se empeñaban en hacerlo enemigo) y necesita todas sus energías para el menester.
Lo dicho, Sr. Presidente, que si Ud. le ve a esto la punta por alguna parte, yo y mis contertulios le estaríamos muy agradecidos de que nos diera alguna pista, pues ya se puede imaginar lo ásperas que resultan las partidas de dominó con estas noticias de por medio.
Un saludo afectuoso, como de costumbre.

martes, 9 de octubre de 2012

SEÑOR PRESIDENTE (VII). ”Nosotros, los pueblos”

En estos tiempos de tribulación, mientras me contengo para no hacer mudanza, observo un crecido número de cartas, panegíricos y escritos de todas clases, dirigidos al Presidente del Gobierno; lo que me trae a la memoria (y seguramente también a la de Uds.) aquella época de siglos pasados en que eran corrientes los memorándums de todo tipo dirigidos al rey quejándose de esto y de lo otro, sin que (por lo menos hasta donde la historia nos relata), obtuvieran resultados apreciables.
Mal asunto cuando las costumbres se retrotraen a las de siglos pasados.
*
Recordará sin duda la frase que encabeza la presente, propuesta por un colega suyo, allá por el año 1945. El Señor Franklin D. Roosevelt, escarmentado por los desastres de la II guerra mundial, auspició la Carta de la ONU que comienza así: “Nosotros, los pueblos […] hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra”.
Han pasado ya unos cuantos años desde entonces y “nosotros los pueblos”, en los que reside la auténtica soberanía democrática, hemos sido secuestrados por “Uds. los políticos” de forma artera y vil, engañándonos con falsas promesas que se apresuraron a olvidar una vez conseguidos sus propósitos. (Prometer para meter, y una vez que se ha metido, olvidar lo prometido, dice un viejo refrán de mi pueblo; y dispense la forma de señalar).
Conocedor de su afán por la cultura y de su impenitente hábito de lectura, me permito recomendarle (si es que no lo conoce ya), un libro que ha caído en mis manos (y confío que en las de muchos otros) durante la feroz canícula que henos sufrido este annus horribilis. Su título es ACTÚA y está coordinado por Rosa M. Artal.
Por si, entre sangrado y sangrado al depauperado corpus social con que se está Ud. aplicando en los últimos tiempos no le quedara tiempo para estas recomendables lecturas, me he permitido extraer del libro unos cuantos párrafos que a continuación le detallo:

·         Ha triunfado la ideología neoliberal y sus premisas de proporcionar más beneficios a unos pocos, a costa de la merma en las condiciones de vida de la mayoría de la población.
·         Nulo control financiero. Barra libre para los especuladores. Austeridad sin crecimiento, paro, recortes: una política que el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz, entre otras muchas voces de prestigio, ha calificado de suicidio… y la evidencia en la práctica: la crisis se agrava año tras año en lugar de remitir y se ahonda la recesión.
·         Con el PP, ha regresado a España un añejo conservadurismo ideológico, dando alas, por si fuera poco, al sector de la prensa más reaccionario. Mientras tanto el periodismo de los grandes medios (también en crisis) no termina de dar las respuestas que espera la sociedad. 
·         La única solución es una democracia genuina a escala global y local. Y la democracia no se impone ni se otorga. No se construye desde arriba, sino desde abajo, con la participación ciudadana. (en pags. 9 a 16)

Confío, Sr. Presidente, que la lectura de estas líneas ha de serle igual de ilustrativa y provechosa que las demás reflexiones que me he permitido, en circunstancias anteriores, hacerle llegar desde este blog.
Un respetuoso saludo de su SS.
M. Sanz

martes, 2 de octubre de 2012

NACIONALISMOS-REGIONALISMOS (II)


Fernández se resiente a veces de mis monólogos excluyentes y poco compasivos con el interlocutor. Por eso, de vez en cuando se retira a sus cuarteles de invierno para documentarse sobre alguno de los temas que nos ocupan y luego sale a la pista con la sana intención de arrebatarme el protagonismo en el que me he excedido:
-     Siguiendo con los nacionalismos: ha cambiado por completo la sociedad desde que Tarradellas dijo Ja soc açí. Aquel personaje, que no pasó en activo de medianía política, fue colocado por los misteriosos avatares de la historia en la punta del iceberg independentista y terminó los pocos días que le quedaron, lleno de dignidad, en una dorada vejez envuelta por un carisma que nunca antes había tenido. Es muy probable que fuera el ultimo de aquella generación de caballeros de la política a la que también partencia, en el otro extremo, Tierno Galván, el viejo profesor madrileño. Las cosas, después, han ido de mal en peor. Y han acudido a la política muchos de los que no tenían nada mejor que hacer y sobre todo mejor remunerado. Así nos luce el pelo.
La lástima es que se ha empleado –y mal- el asunto separatista mezclándolo con la legítima identidad regionalista que se podrá reconocer o no, pero es indudable que existe. Franco se empeñó, siguiendo la estela de los Reyes Católicos (que gobernaron España en otros tiempos y otras circunstancias muy diferentes), en conseguir la unidad monolítica y despersonalizada de “todas las tierras y los hombres de España” representada por los hoy desterrados yugo y flechas (¡que poco duran las falacias en términos históricos!). Y eso más que bueno o malo es sencillamente irreal y roza lo esperpéntico. Cada una de nuestras regiones tiene una personalidad diferente, propia de una evolución histórica distinta, lo que en absoluto empece para que constituyamos una entidad nacional que nos englobe a todos, de la misma forma que nuestra propia región está constituida por pueblos que tienen costumbres desiguales, tradiciones distintas y celebran las fiestas de sus patrones en fechas diferentes. Sin embargo, tenemos algo más en común, alrededor de lo cual nos podemos agrupar en nuestra diversidad no solo sin problema, sino con alegría.
Lo de la lengua es otro asunto un poco más difícil de entender. Las tropas del emperador francés Carlomagno ocuparon Barcelona en el año 801 (Gerona un poco antes) y desde entonces se constituyeron los condados catalanes dependiendo de los reyes francos. Ahí hay que buscar el origen de la lengua catalana, también de origen romance (derivada del romano o latín), como el francés, el castellano o el gallego (no así el vasco, que es de origen desconocido, como el húngaro o el finlandés). Yo no veo ninguna dificultad en que en una región se mantengan dos lenguas oficiales, siempre que no se intente que una estrangule a la otra. He vivido muchos años en Cataluña sin ningún problema. He aprendido a hablar catalán (como he aprendido otras lenguas) y eso, no solo no me ha perjudicado, sino que me ha enriquecido. He viajado por Galicia, por Asturias y por el País Vasco en varias ocasiones y no he tenido ninguna dificultad, a pesar de que no hablo ni vascuence ni asturiano ni gallego. Otra cosa es que en las escuelas de cualquier autonomía bilingüe se erradique el castellano, se mixtifique la historia que es de todos o se prohíban los letreros de las tiendas o de las calles en la lengua que tenemos común. Esto me parece una estupidez aberrante que solo anima a los separatismos, que tienen más de políticos que de reales, porque esa percepción separatista, salvo las normales excepciones, no se percibe entre la población. Los separatistas –constitucionales- defienden su legítima opción en el Parlamento, los vota el que los vota, y no pasa nada.
-     Caramba, Fernández, cualquiera que te oiga, diría que eres filo-catalán, dice Juan de la Cirila.
-     Pues si lo quieres ver así, soy filo-catalán, pero también filo-gallego, filo-vasco, filo asturiano o filo-francés. No me va mucho eso de que mi pueblo es lo mejor del mundo y no hay necesidad de salir de él. Creo que el mundo es amplio –cada vez más- y lo tenemos al alcance de la mano, lleno de encantos diferentes a los nuestros. Sería necio no disfrutar de él.
-     Pues sería.

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