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martes, 30 de agosto de 2016

EQUIPO DE GOBIERNO Y URALITAS EN SANTOMERA

Estábamos a media tostada cuando apareció Juan de la Cirila recién llegado de sus vacaciones en ‘La Puntica’.
—Se les saluda, señores.
Se dirigió a todos, pero miraba al Cacaseno. El Dr. Mateo y Fernández permanecieron al pairo, todavía con las legañas de las vacaciones pegadas al lagrimal.
Al Cacaseno, después de los últimos movimientos concejiles, le pasa como a D. Quijote cuando salió de la venta en busca de entuertos para enderezar, que ‘el gozo le reventaba por las cinchas del caballo’, y Juan se lo notó.
—Estarás contento, ya tienes a los tuyos mangoneando en el ayuntamiento.
—Mira que eres retorcido, Juan, ni son los míos ni están mangoneando, simplemente se han ofrecido a colaborar y se lo han aceptado. Las bases lo han refrendado ampliamente, no veo que hay de malo en ello.
—Que eso no fue lo que nos vendieron en las elecciones. Los que ganaron, con el apoyo de Alternativa, prometieron que iban a poder con el tajo y después de un año se ha visto que no tiene fuerzas para llevarlo todo p’alante. Para gobernar no basta con la ilusión y las ganas de trabajar, hacen falta más cosas. Y ellos no las tenían.
—Pues eso es lo que Alternativa les brinda ahora ¿También te parece mal?
—Si es bueno para el pueblo, me obligas a decir que no, pero me parece un fraude.
—Mas fraude me parece a mí que los tuyos hagan la oposición sangrienta que están haciendo. No veo la buena fe ni el afán constructivo por ninguna parte, aunque ya sé que la derecha es siempre una mala oposición. No se resigan a que los hayan desmontado del macho.
La cosa se encrespa y el Dr. Mateo se ve obligado a intervenir.
—Un poco de calma. Me decía Fernández antes de que llegarais que es una pena que asuntos como el de la puñetera uralita no sirva más que para que unos y otros se tiren los trastos a la cabeza.
—Unos y otros, no. Los peperos. Los del ayuntamiento han hecho lo que han podido y el asunto se ha resuelto, o está en vías de resolverse, de la mejor forma posible. Si tanto les preocupaba el asunto a los tuyos, han tenido ocho años para arreglarlo y no han movido un dedo.
—Pues los tuyos, si lo han hecho tan bien, debían haberlo explicado de forma más eficiente, porque lo que es la información, la llevan peor que mal. Ya ves la prensa regional…
—No me hables de la hoja dominical de Murcia. No sé quien le hace llegar la información, pero tiran con bala.
—Sus razones tendrán.
—Las que yo me imagino. Lo que yo te digo, Juan es que estos rifirrafes de clara intención política, no hacen más que envenenar las relaciones de este pueblo y calentar a los vecinos, que bastante tiene con el lio que hay a nivel nacional y las dificultades del día a día para sacar a la familia adelante.
—Tengamos la fiesta en paz. A ver si hay suerte, y con el aporte de Alternativa, el PSOE se ve un poco mas aliviado y la oposición se pone a remar en la misma dirección, porque estoy seguro de su buena fe y de que quieren, como todos, lo mejor para el pueblo de Santomera.


—Santa palabra, Fernández. Pago los carajillos.

martes, 16 de agosto de 2016

PREGUNTAS


Me dijo un católico:
—¿Preguntas por el verdadero dios? ¿No sabes que solo hay uno, el creador de los cielos y la tierra como muy bien dice el Génesis, el primero y más importante de los libros sagrados? No busques más, todos los otros son falsos. Solo las tres hipóstasis, Padre, Hijo y Espíritu Santo son auténticas, como prueban innumerables testimonios y certifica la fe de más de mil millones de personas. ¿Tú crees que si no fueran verdaderos, podría equivocarse tanta gente al mismo tiempo?
Quedé bastante convencido, pero desde pequeño me aconsejaron no detenerme en las primeras matas. Pregunté a un judío.
—Que cuestión más absurda. ¿No sabes que solo hay un dios, cuyo nombre no debe pronunciarse jamás, al que llamamos Iahvé, el primero y más antiguo de todos, el que dio a Moisés las tablas de su ley en el monte Sinaí, el que nos escogió como su pueblo elegido y nos sacó de Egipto conduciéndonos a través del desierto hasta la tierra prometida? Más tarde, en época romana, los idolatras le inventaron un hijo, mitad dios y mitad hombre, pero eso son fantasías. Iahvé es el verdadero Dios, como muy bien dice la Toráh, único libro verdadero. Nuestra religión es sencilla, nos regimos por los 248 preceptos positivos y los 365 negativos, legado del Rabí Moshe ben Maimón. Somos pocos, en comparación con otras religiones, pero los mejores, los escogidos por Jehová.
Con dos opiniones contrapuestas, parecía conveniente acudir a una tercera fuente, así es que recabé la opinión de un musulmán.
—Solo hay un dios, Allah y un profeta, Mahoma, el último, el sello de todos los profetas. El Corán es el único libro verdadero, porque no fue escrito por hombre alguno sino por el arcángel Gabriel, inspirado directamente por Dios y trasladado a Mahoma, que lo cogió con su mano diestra, la reservada desde entonces a los menesteres más dignos. Judíos y cristianos están muy cerca de la verdad, pero fue necesario que viniera El Profeta para indicarnos el verdadero camino, desechar las prácticas idolatras de los anteriores y enseñarnos los hábitos profilácticos necesarios para alcanzar el Paraíso. Nosotros no necesitamos leyes humanas, porque el libro sagrado (que solo debe leerse en árabe) las contiene todas. Más de mil millones practicamos los Cinco Pilares del Islam y estamos en posesión de la única verdad.

El asunto no solamente no se aclaraba, si no que se complicaba cada vez más, así es que recurrí a un hindú.
—Dioses verdaderos hay muchos, busca en los antiguos vedas y los encontrarás. Dentro del hinduismo, todas las tendencias tienen cabida, hay ideologías politeístas, monoteístas y panteístas pero de forma general, se acepta una triada formada por Brahma, Visnú y Shivá. Brahma es el creador del  universo visible, sujeto a ciclos de creación y destrucción, detrás del cual hay una existencia eterna y sin cambios a la que se llega después del ciclo de reencarnaciones (samsara) al que están sujetos todos los mortales. Más de 900 millones de seres humanos creen en la verdadera religión y es imposible que tanta gente permanezca en el error desde el 600 aC.

Pregunté a un japonés y me dijo:
—No sabría decirte exactamente, yo practico una religión universal dentro de las que se dan en mi país: rezo, quemo incienso o dejo notas con plegarias en el primer templo que me sale al paso, budista, sintoísta, cristiano, taoísta o de Confucio. Creo que todas esas prácticas tienen el mismo efecto: tranquilizan mi espíritu. No sé si hay una religión verdadera ni me interesa. Para mí todas son útiles, jamás discutiría con nadie por este motivo.
Cada vez más perplejo, consulté con un budista

—A que budismo te refieres? Somos 1600 millones los que seguimos las enseñanzas de Sidarta Gautama, el Sakyamuni, pero por vías diferentes: los tibetanos utilizan molinillos de oraciones y elevan stupas, los Rinzai practican el koan, repitiendo mantras a la manera de los Hare Krisna, los de la rama Zen meditan sobre sí mismos sentados en la postura del medio loto. Y todos siguen al Buda, cuya esencia se encuentra en cada uno de nosotros.


Decidí no seguir preguntando.

martes, 2 de agosto de 2016

SOFISTAS Y POLÍTICOS


 Sostiene el Dr. Arsuaga que nuestros antepasados sapiens y quizás antes los neandertales, y hasta los homínidos que les precedieron, habían arrancado a pensar miles de años antes de nuestra época; que habían adquirido ya conciencia de sí mismos y de que eran perecederos. Nunca lo sabremos con exactitud porque han quedado pocos rastros de semejante actividad que podamos contrastar. Sí nos han llegado testimonios de otros pensadores posteriores que aún nos asombran con sus lúcidos razonamientos. En Grecia, cuna de nuestra cultura mediterránea, hacia el siglo V antes de nuestra Era, aparecieron unos pensadores a los que llamamos sofistas o maestros de la virtud (entendida la sofística como capacitación y aptitud para el ejercicio de la política) que nos regalaron suficientes testimonios como para ilustrar, si ello fuera posible, a tanto memo que accede a la política sin más bagaje que su entusiasmo, más formación que las directrices de su partido, ni más capacitación que su buena voluntad aderezada con la necesaria dosis de ambición.
Protágoras de Abdera utilizaba la palabra para ‘poder convertir en argumentos sólidos y fuertes los más débiles’, y Gorgias de Leontini juzgaba que ‘la palabra es como un veneno con el cual se puede hacer todo, envenenar y embelesar’. La sofística no conoce propiamente el problema, sino sólo la propaganda. Jaeger advertiría, años después, que ‘es una contorsión de las perspectivas históricas alinear a los maestros sofistas junto a las teorías del cosmos del estilo de Anaximandro, Parménides o Heraclito. Puede que tuviera razón.
Así pues, la persuasión de los sofistas no se pone simplemente al servicio de la verdad, sino que es un instrumento siempre a punto para cualquier argumento que se precise. Platón añadiría que es, ‘no ya guía, sino captura de almas, simple arte de retorica y dialéctica [erística], retruécanos de palabras y fantasmagoría’. No es ya el interés objetivo de la verdad el que impele el verbo, sino el propio y subjetivo. Así llegó la palabra sofística a merecer el sentido peyorativo que hoy se le da.   



Si no fuera porque albergo seria dudas de que muchos de nuestros políticos se entretengan en el noble arte de leer a los clásicos, pensaría que la sofística de los antiguos griegos se ha instalado entre ellos.
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